domingo, 30 de diciembre de 2012

SAPERE AUDE (para escuchar ESTE post con musica ilustrada, PULSA play, en la parte inferior)

Recuerdo que el examen de filosofía versaba sobre la "Ilustración" y que andaba yo poco ilustrado sobre el tema. En aquel preciso instante hubiera dado lo que fuera por retroceder en el tiempo 24 horas y haber iluminado con la luz de la razón mi "inculto huertecillo", pero la verdad sea dicha, a dos horas del examen decidí dejar el "perído ilustrado" mas allá de los márgenes del fuera de banda de una pista de fútbol sala, mientras me lustraba mis botas a pelotazo limpio en un partido entre novilleros... dícese del que hace novillos. A pocos metros de mis galopadas, en un banco al fondo de la pista descansaban bajo las didácticas hojas de mi libro de filosofía de 3º de BUP: Diderot, Rousseau, D´alambert, Kant, Hegel y toda la caterva enciclópedica ilustrada, y allí se habrían quedado, sin duda, hasta el final de la jornada "institutil" si el balón no se hubiera pinchado. Abandonando pues mi exaltación deportiva, dirigí mis pasos, sudado y taciturno hacía la clase de filosofía mientras me pasaba el libro de texto de mano a mano pensando, "otra asignatura más que voy a pencar". De pronto el libro se me resbaló de las manos yendo a parar el suelo, y tal fue, que la diosa fortuna hizo que el libro cayera de canto y se abriera por el medio, donde a todo color y a toda página asomaba el careto al señor Inmanuel Kant con el semblante severo y mirandome fijamente. Sentí de pronto una sacudida en la conciencia cuando de pronto leí en el epígrafe de la ilustración: "Sapere Aude" o lo que es lo mismo "Atrévete a conocer por ti mismo" lema, y santo y seña, de la Ilustración. Sin más dilación Domingo Arroyo que así se llamaba nuestro profe, nos soltó un folio por barba y una vez repartido y él acomodado en su silla dijo: Ya podeís darle la vuelta. La pregunta estaba echa a medida para soltar la parrafada del siglo. Se podía hablar del enlightenment inglés, del Aufklarung alemán y del Siecle des lumières francés... ya que en España tuvimos como mucho despotas ilustrados. Pero es de saber, que a mi, después de poner el nombre solo me vino a la cabeza áquel espígrafe "Sapere Aude". Cuando acabé de escribir aquellas dos palabras entregué el examen y Don Domingo me miró por encima de sus gafas y me dijo: has batido tu record nos vemos en Septiembre. A lo que yo contesté: Quizás no, el señor Inmanuel me ha echado una manita. Don Domingo me miró con una mirada socarrona que me recorrió cuan largo era y concluyó: - No me digas lumbreras. A lo que respondí Domingo... Sapere Aude atrévase a corregir por si mismo. Acto seguido abandoné la clase sin saber que con solo dos palabras había conseguido la primera matrícula de mi vida... y además por si fuera poco, había hecho un amigo.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Los Berreantes Becerros

Recuerdo una clase de 2º de BUP en la que nuestra profesora de lengua y literatua del instituto nos explicó el significado de aliteración. A renglón seguido puso el ejemplo caracterísco de los libros de texto, "El vuelo aleve de la libélula leve", por aquel entonces tendría yo unos 15 años y la verdad es que aquel ejemplo fue uno de esos ejemplos que consiguen que el término que évoca se te quede grabado en la mente de por vida. La aliteración o lo que es lo mismo: "conseguir que una frase suene musical o rudo a tenor de la repetición consecutiva de un mismo fonema, o de fonemas similares, dejó huella en mi. No es mi intención aburrir al lector con tecnicismos gramaticales parafraseados pero resulta que la profesora nos mandó para casa inventarnos una aliteración y después de mucho elucubrar, poner y quitar, he aquí lo que una musa ebria me susurró al oído: "Corros de Carros acarreaban correas y tarros mientras los berreantes becerros corrian errantes por los cerros cerrados de la sierra albarraceña". La impresión que me causó tamaña cantidad de erres fue tal que decidí decirla en voz alta al día siguiente. A la hora de la verdad estaba yo verdaderamente nervioso, cuando la profesora, propuso a los alumnos que recitaran sus aliteraciones ,y yo sin más, solté aquella frase errada... al terminar se hizo en la clase el silencio mas expectante y cuando la profesora fijó su mirada en la mía, antes de articular palabra, y sé que muchos de ustedes no lo creerán, en un campo anexo al instituto un becerro berreo "beeeee". Juraría yo que la profesora cambió de color y la clase entera explotó en una carcajada conjunta. Cuando todo aquello pareció calmarse la profesora confesó con lágrimas en los ojos: Señores hemos asistido a la mejor aliteración de la historia... con cabra o becerro incluido.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

EL MEJOR MOMENTO DEL DIA PEOR CAPTADO

Mi coche asistido por mis brazos turgentes daba bandazos de aqui para allá de un lado a otro del terroso camino anaranjado-febril de Can Galí. Al fondo de un salto de vista un par de "prendas" de Decathlon corrían en fila india dejando pasar mi peugeot 106 orillados a unos cardos borriqueros. Detras en el maletero saltaba espontáneo un armatoste que parecía haber salido de un sueño alucinante de Lewis Carrol. Era la mañana del Día 26 de Diciembre día de San Esteban e ibámos a hacerle unas fotos a un prado y a un taburete. Pronto Irene y yo vislumbramos un lugar para dejar el coche, al borde mismo del camino, pero allí solo había un contenedor óxidado y unas parras secas por lo que continuamos allende al sendero para llegar a un pinar que se veía en lontananza... trescientos metros mas adelante Irene vislumbró un coqueto pradillo donde las florecillas silvestres adornaban los tobillos y corría la brisa que nos susurraba al los ojos la instantanea idónea para la alta silla plegable... Después de unos tejemanejes con la silla dorada y rosa, la silla quedó queda, formando parte del paisaje, como si nunca hubiera dejado de estar allí, como si no la hubieramos traido nosotros y la hubiera parido la madre naturaleza junto con las margaritas, los cardos, el romero y todo el sotobosque circundante con cazador incluido. Irene daba vueltas al mueble como si de un satélite planetario se tratara con el objetivo de que el objetivo tomara buena cuenta de las bondades y florituras de aquel esqueleto acolchado. Mientras tanto, yo al borde del camino, decidí darme el placer de observar la cotidianeidad con la que mi novia paseaba entre las flores, cámara en ristre, flexionando las rodillas y girando ahora aquí, allá y acullá, mientras me imaginaba para pasar el tiempo, el momento exacto en que su índice pulsaría el botón "eternidad" de la cámara de fotos. Exasperado por la tardanza mi mente bulló el deseo de asirse al capó y encarmarse al techo del coche para verla mejor, y allí, mi cuerpo, siguiendo las instrucciones del cerebelo, se encaramó, no sin cautela, para posarse por primera vez en el techo de un utilitario. De repente,Irene me miró con su gran ojo derecho, sonrió, y quedé inmortalizado, como se puede ver en la imagen.
Yo pensé en aquel momento que tanto la silla como yo, como Irene y la Cámara habíamos echo algo realmente nuevo y lo mostraré con el siguiente silogismo premisa 1) Subirme encima de un coche en medio de un campo: veces realizado en vida = 0 premisa 2) poner un taburete en mitad de un campo florido: veces realizado en vida = 0 Premisa 3) Hacerle fotos a un taburete en mitad de un campo florido: veces realizado en vida = 0 premisa 4) hacerle fotos a un calvo (en este caso yo) en mitad de un campo florido subido a un coche: veces realizado en vida = 0 Tras aquella foto Irene me pidió que le hiciera una foto, pero era condición "sine qua non" que saliera ella, el taburete y el campo florido enfocado a la perfección. Me concentré en cuadrar la foto y dejé que la cámara hiciera el resto y la fotografía salió como la vida misma... desenfocada, aunque, al verla decidí llamarla "el mejor momento del día peor captado" y me sentí dichoso de haberle echó una foto a un taburete, con chica sentada, en mitad de un campo florido sin tener ni puñetera idea de fotografia: Veces realizado en vida = 0.